Hoy quizás más que ningún otro día he tenido por decirlo así una iluminación pedagógica, no sé cuántas personas leerán esto debido a que eliminé a un 80% de gente no grata de mis redes sociales, pero no importa. Me da la impresión de que los jóvenes no necesitan educación como diría Pink Floyd, ellos quieren ir al colegio a hacer a amigos, a jugar, a correr, a divertirse, a dar cuenta de sus emociones, se sienten felices al dejarlos hacer lo que les apasiona en los descansos.
"El recreo" es el momento más importante para los estudiantes, en ello muchos pedagogos estarían de acuerdo conmigo, aunque yo no propongo dejar de ver las actividades académicas, sino entrelazarlas, darles utilidad en la vida cotidiana, a futuro, como diría un profe con el que hablé hoy: "ahora los estudiantes tienen una especie de bulimia educativa: se dedican a recibir y a vomitar contenidos sin ningún sentido", y eso pasa en todos los niveles educativos.
Los "resultados" son lo importante por encima de aquello que sienten y quieren los estudiantes, incluso los mismos padres de familia están cansados de tanta tarea, lo sé por mis estudiantes de francés, aparte de que los jóvenes están casi todo el día en el colegio, ¿los llenan de trabajos?, ¿por qué no verlo todo en la clase y que el tiempo libre lo dediquen a actividades extracurriculares gratificantes como algún deporte que disfruten o algún hobby?
Además, continúa como estereotipo la distancia abismal entre estudiantes y profesores a pesar de que se ven varías horas por semana, los estudiantes son vistos muchas veces por los profesores sólo como fuente de dinero, y los profesores son vistos por los estudiantes simplemente como policías, como verdugos. Por mi parte desde siempre he querido ser un profesor diferente, un verdadero maestro, por ello he tenido que enfrentarme contra vacas sagradas, contra decanos, contra profesores y compañeros lambones, contra todo tipo de gente que se cree con el derecho de decirme cómo pensar y actuar.
Pero cierro la puerta del salón y comienza otro mundo, les enseño todo lo que sé, me ayudo bastante de mi intuición y experiencia de la vida; casi siempre uno se deja llevar del tema que hay que ver en la clase, pero eso es sólo una parte, hay que enseñarlo de la manera más fácil posible, intercalarlo con actividades productivas a la vez que interesantes, hay que ser amable con los estudiantes, hay que hablar duro para que te escuchen, pero eso no es lo mismo que gritarlos y amenazarlos, eso no es Pedagogía.
Por lo anterior los estudiantes te dicen frases muy gratificantes, tales como: "profe, usted es muy amable", "ojalá siempre tuviéramos clase con uste'', los alumnos te buscan por el colegio para preguntarte cosas, muchos te saludan con buena onda, de manera amable, el tiempo se te pasa rápido, la pasas bien con ellos, no tienes necesidad de tratarlos mal.
Claro, por ser como soy me gano enemistades en los colegios y en las universidades e incluso en mi familia, hay gente que me detesta bastante porque no me subordino ante ellos, pero no voy a cambiar, lo siento, muy de malas si no les gusta como soy. Hoy la pasé muy bien con sextos y séptimos, sentí que les caí súper bien a los estudiantes, también les enseñé muchas cosas que sé que van a perdurar en ellos; los reclamos, los llamados de atención y las sugerencias maricas que la gente envidiosa me hace por fuera de la clase, ya son otra cosa, una especie de karma que parece que tengo que pagar por mis acciones.