Se nos han prescrito gran cantidad de reglas sobre lo que debemos ser y hacer desde nuestro rol como maestros, códigos que están inspirados en prejuicios morales y poca eticidad, al punto que involucrarse un poco desde nuestra privacidad y humanidad resulta ser mal visto; estas acciones han sido catalogadas incluso por los mismos colegas como poco profesional, nada que ver con nuestra "intelectualidad", inapropiado, etc. Desde mi experiencia no lo vivo así.
La misión a la que apunto es la erradicación de la hostilidad en el acto de enseñanza - aprendizaje, ampliando los escenarios educativos, los temas y puntos de diálogo y concensos, desactivar el campo de fuerza existente entre la educación y la vida real de nuestras comunidades, dejar a un lado los prejuicios morales e involucar la acción antes y después de la reflexión.
Por supuesto no se trata de sacrificar tu espacio personal y privado, pero sí dar un poco de sí. La Ciencia política es acción pública y nuestro rol político entonces es....
Además creamos lazos de afecto con las comunidades, lo cual a la larga conlleva a cambios positivos y transformaciones en la manera como nos relacionamos.
También aprendemos manifestaciones de lo que nos hace únicos en el planeta: nuestras costumbres y tradiciones.
A la vez se deja huella; nuestros pueblos aborígenes realizaban cientos de preparaciones con las tantas especies de maíz que existen, ellos dejaron huella ¿qué dejaremos a las generaciones futuras?
Pausa.
¡Un tamal por favor!